El género en la industria de la confección

Que la gran mayoría de los trabajadores en la industria de la confección sean mujeres, demuestra su verdadera naturaleza.

El género influye en las prácticas laborales de innumerables maneras: en las ideas sobre los trabajos que pueden desempeñar las mujeres, cómo deben hacerlos, sus salarios, su relación con los empleadores y la ley. Todo, desde el nivel de pago y la rapidez con que se paga a un trabajador, hasta las condiciones de su empleo, como la falta de un contrato, la ausencia de licencia médica o de maternidad, el derecho a organizarse y la ausencia de pensión y hasta la forma en que un supervisor se dirige o toca a un trabajador, está en parte fundamentado por las nociones de lo que es aceptable, basadas en el género. Los perfiles detallados de las fábricas revelan que, a nivel de estas, las trabajadoras se concentran en funciones subordinadas, como operadoras de máquinas y revisoras. Rutinariamente se emplea a las mujeres en labores con bajo nivel de cualificación y rara vez alcanzan posiciones de liderazgo en sus fábricas o sindicatos.

"Llego a casa y no puedo sentarme hasta la noche. Necesito cocinar, lavar la ropa, ayudar a los niños en sus tareas. Por la noche estoy tan cansada que trato de no caerme antes de acostarme."
Una trabajadora de Croacia

Las mujeres enfrentan el estrés creado por la inseguridad laboral, el acoso verbal y físico, la malnutrición debido a los bajos salarios, el agotamiento resultante de las horas extras forzadas y la incapacidad de hacer algo con respecto a las prácticas y entornos de trabajo inseguros. Los derechos de la mujer también se violan fuera del lugar de trabajo. Esto no puede pasarse por alto, ya que determina la realidad de quién es una mujer trabajadora, tanto dentro como fuera de la fábrica. La discriminación en términos de doble carga laboral (productiva y reproductiva), la discriminación en la comunidad y en el hogar, la discriminación ante la ley (en forma de reglamentos relativos a la propiedad de bienes, herencia, etc.), todos estos son factores que crean el contexto en que una mujer vive y trabaja. Ella no se despoja de estos aspectos de su realidad cuando entra a su lugar de trabajo. De inmediato, resulta evidente el progresivo impacto que todo esto tiene sobre la salud de la mujer y la de sus hijos.

Los bajos salarios

Cuando se mira el sector de la confección, la división del trabajo está muy marcada por el género: Cuanto más abajo en la cadena de suministro, más precario es el trabajo; cuanto más baja es la paga, mayor es la proporción de mujeres trabajadoras. Los empleadores aprovechan los estereotipos culturales que presentan a las mujeres como pasivas, flexibles y menos propensas a desafiar a los directivos. Por lo general, las mujeres reciben una remuneración inferior a la de los hombres porque se considera que sus ingresos son complementarios a los del hombre como sostén de la familia. Sin embargo, en realidad, las trabajadoras suelen ser las únicas proveedoras de ingresos para el hogar. Esta forma de desigualdad se observa más claramente en la diferencia entre los salarios de los hombres y los de las mujeres, a menudo denominada “brecha salarial entre los géneros”. Las mujeres suelen recibir una remuneración inferior a la de los hombres en la industria de la confección, aunque realicen las mismas tareas.

"Se puede obligar a las mujeres a bailar como títeres pero no se puede abusar de los hombres de igual manera. Los dueños no dan importancia cuando pedimos algo, pero las demandas de los hombres son consideradas. Por eso no emplean a los hombres."
una trabajadora de Bangladesh

Es más probable que las mujeres se vean afectadas por la pobreza, dado que principalmente se les emplea en puestos peor pagados y de menor poder. Esta situación a su vez, aumenta la probabilidad de convertirlas en víctimas de la violencia y el acoso. La violencia y el acoso por motivos de género son más comunes en las industrias en las que las mujeres reciben salarios bajos y tienen poca autoridad para tomar decisiones. Por la estructura de sus cadenas de suministro, la industria textil es una de las que fomentan estructuralmente la violencia y el acoso. Dado que la mayoría de la fuerza laboral es femenina, incluidas muchas mujeres jóvenes y migrantes, la mayoría de las trabajadoras/es de la industria de la confección no tienen el poder para mejorar su situación. Están en una relación de dependencia con superiores mayoritariamente masculinos que a menudo también son sus abusadores.

La violencia determinada por el género

La violencia de género es tanto una causa como una consecuencia de la pobreza y la desigualdad entre los géneros. Violencia que va desde la discriminación entre hombres y mujeres, como la falta de acceso a la licencia de maternidad y al cuidado de los niños, hasta la violencia física brutal como la violación y el asesinato. En un informe reciente sobre la violencia de género en Violencia de género en Bangladesh se determinó que el 76% de todas las trabajadoras/es entrevistadas había enfrentado alguna forma de violencia en el lugar de trabajo. Cuando se examinan todos los casos de violencia de género, el acoso sexual es la forma de violencia que las trabajadoras experimentan con mayor frecuencia. Al analizar la violencia física, las bofetadas fueron la forma más común de violencia física, experimentada por el 80% de las trabajadoras. Las trabajadoras/es informan que el abofeteo por los supervisores es común, especialmente cuando los objetivos de producción son altos y/o los plazos son ajustados. Las otras formas más comunes de violencia son: las palizas (44%), las patadas (42%) y los puñetazos (11%). Mientras que la violencia doméstica es claramente una de las formas más frecuentes de violencia sexual contra las mujeres, de las entrevistadas que habían experimentado una violación, un escandaloso 6% fueron violadas por su supervisor o jefe de línea.

A pesar de su prevalencia en el sector de la confección, la violencia de género en su mayor parte no se menciona en las auditorías de las fábricas, ya que su formato clásico no involucra a las trabajadoras/es en un grado que les permita hablar de cuestiones tan delicadas. Las entrevistas con las trabajadora/es suelen realizarse en el lugar de trabajo, incluso a veces en presencia de superiores masculinos que pueden ser los perpetradores de la violencia de género.

Para abordar la violencia de género en la cadena de suministro, es necesario que las marcas comprendan y reconozcan su propio papel en la dinámica que conduce a la violencia de género. Estudios recientes muestran que los compradores ponen cada vez más presión sobre los proveedores para exigir precios más bajos, plazos de entrega más cortos para cantidades de producción más altas, y cambios repentinos en los pedidos. Como resultado, los proveedores aumentan los objetivos de producción de las trabajadoras/es, lo que lleva a un aumento de la violencia y el acoso cuando no se cumplen las metas.

Esto se confirma con las pruebas de Bangladesh: el 64% de los encuestadas en el presente estudio declaró que se encontraban bajo una enorme presión para confeccionar las prendas de vestir, mientras que el 35% declaró que por esa razón habían sido objeto de violencia por parte de sus supervisores. Otros actores en la industria encontraron la misma dinámica al analizar la violencia y el acoso en las fábricas de prendas de vestir. La Fair Wear Foundation afirma que la presión de la producción - incluyendo la presión de los precios y del plazo de entrega - está vinculada a la violencia y al acoso de varias maneras: por ejemplo, las horas extras nocturnas pueden hacer que las trabajadoras sean vulnerables a la agresión sexual, tanto en la fábrica como en el camino a casa. Los supervisores que están estresados por objetivos de producción elevados tienen más probabilidades de abusar a las trabajadoras/es. Además, si las primas están vinculadas a los resultados de producción, es más fácil presionarlas para que hagan favores sexuales a los supervisores, a cambio de la aprobación de los objetivos.

"En el trabajo se nos abusa verbalmente. Es mejor que sean mujeres las que supervisan el desempeño de las trabajadoras y necesitamos mejor paga para poder cuidar a nuestros hijos"
Una trabajadora de la India

Cuando se vive de mes a mes, dejar el trabajo que te protege de la inanición no es una opción realista, especialmente cuando tienes varias bocas que alimentar. Es necesario que las marcas garanticen que las mujeres en su cadena de suministro están protegidas del abuso y trabajan por el logro de un salario digno para TODAS.

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